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14-03-2025 Vol 19

Arquitectura vanguardista y clásica en la era digital

El software BIM (Building Information Modeling) se ha consolidado, a pesar de su complejidad, como la herramienta clave para diseñar edificios sostenibles y ecológicos. La arquitectura, una de las profesiones más fascinantes, sigue siendo un espacio donde persiste la disidencia. Las tecnologías, frecuentemente etiquetadas como útiles e indispensables, tienen un impacto profundo en esta disciplina. Los debates dentro de la arquitectura son tan diversos como los proyectos presentados por distintos estudios en un mismo concurso. Desde hace más de diez años, el software BIM ha ganado terreno en numerosas oficinas, siendo el sucesor del clásico AutoCAD. Esta herramienta de dibujo se ha convertido en indispensable en estudios como el de Carlos Lamela, donde se considera esencial para cualquier joven arquitecto. Una arquitecta de renombre, que prefiere mantenerse en el anonimato, lo describe como un programa utilizado para crear y gestionar datos durante todas las fases del diseño, la construcción y la puesta en marcha. Además, con este software, cada línea trazada tiene información sobre el material, sus características y las condiciones para su colocación. “Integra datos de diversas disciplinas, permitiendo crear representaciones digitales detalladas que se gestionan en una plataforma abierta en la nube, facilitando la colaboración en tiempo real”, agrega.

Aunque este es el panorama actual, en RCR Arquitectes —ganadores del Premio Pritzker en 2017— afirman que “cuando se implementan de manera adecuada, estas tecnologías son herramientas valiosas para mejorar la eficiencia, reducir costos y facilitar la obtención de certificaciones como LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) o BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology)”. Su proyecto más reciente en los Emiratos Árabes —el rascacielos residencial Veil, de 380 metros en Dubái— fue diseñado con este software y causa una gran impresión, evocando la escultura habitable del artista Richard Serra. Sin embargo, la arquitectura genera un continuo diálogo entre diferentes ideas y épocas: “Es crucial no perder de vista la esencia humanista y emocional del diseño arquitectónico. La tecnología nunca debe prevalecer sobre el proceso creativo ni desvincularse de la experiencia sensorial que se quiere transmitir en los proyectos”, afirma Pachi Mangado, otra figura destacada.

Mangado, al igual que Norman Foster, dibuja a mano, aunque algunos de sus colaboradores emplean BIM. El arquitecto navarro tiene una visión humanista de la arquitectura. “Vivimos en una era de enorme sobrecarga normativa, lo que socava la libertad creativa”, reflexiona. Su enfoque es a la vez clásico e innovador. “No hay mayor economía circular que un edificio que perdure mil años”, declara, citando la durabilidad de las estructuras de la Roma antigua construidas con rocas centenarias. “Las certificaciones como LEED o BREEAM tienen su valor, pero detrás de ellas existen intereses económicos”, añade. El problema al usar herramientas como BIM es que pocas constructoras dominan su manejo.

Beneficios reales

La arquitectura, a lo largo de la historia, ha trascendido la vida humana; la sobrevive. Como en cualquier disciplina, tiene sus defensores. El Estudio Lamela ha estado utilizando BIM durante años y lo aplica en sus proyectos. “Representa una revolución arquitectónica, ya que transforma la forma de proyectar”, comenta Carlos Lamela, director de la firma. “Este sistema permite crear una preconstrucción a partir de un modelo 3D que abarca todos los componentes del sistema constructivo”. La tecnología ha tenido un impacto profundo en la industria. “La incorporación de la inteligencia artificial (IA) en la creación de imágenes ha cambiado el proceso creativo, alterando la manera en que concebimos, presentamos y visualizamos los proyectos arquitectónicos”, concluye Lamela, destacando la importancia de la IA en los materiales, texturas, luces y sombras.

No obstante, en esta conversación continua, Alberto Campo Baeza (Premio Nacional de Arquitectura 2020) opina que “el BIM es solo una herramienta más. No cambia la realidad frente al uso del tradicional AutoCAD. Tal vez ayuda a ser más eficiente y ordenado”, reconoce. No menciona palabras como creativo o brillante. En su lugar, describe su más reciente trabajo: un retablo recreado en una iglesia en el centro de Madrid, la Basílica de la Virgen Milagrosa en la calle García de Paredes. “Creamos un hueco cuadrado en el muro del ábside, elevado, para permitir que entre la máxima cantidad de luz natural. Para capturar esa luz, construimos un cubo de vidrio blanco translúcido, cuyo gran volumen se extiende hacia el exterior, recibiendo la luz del día”, explica.

Tecnología en los cimientos

Vivimos en tiempos de siglas: BIM e IA. La inteligencia artificial, según Hugo Berenguer, socio y CEO de Rafael de La-Hoz Arquitectura, puede resolver problemas repetitivos, como sugerir opciones de distribución de viviendas, redactar memorias e incluso aprender “cómo es tu proceso de diseño”. Esto facilita la toma de decisiones, incrementando la eficiencia. Por su parte, el BIM es una herramienta poderosa que permite un control técnico elevado del proyecto, aunque requiere una capacitación especializada y, según Berenguer, los plazos de desarrollo son más largos. El futuro, asegura, se llama BIMIA.