El icónico Old Trafford, hogar del Manchester United durante más de un siglo, se prepara para ceder su lugar a un moderno estadio con capacidad para 100.000 espectadores. La ambiciosa obra, que contará con la firma del renombrado arquitecto Norman Foster, supondrá una inversión cercana a los 2.400 millones de euros y busca impulsar la transformación urbana del norte de Inglaterra.
Durante años, Old Trafford ostentó el título de mayor estadio del Reino Unido, hasta que Wembley le arrebató el puesto. Sin embargo, su deterioro y la falta de mejoras en las últimas décadas han llevado al club a apostar por una instalación de primer nivel que se convierta en un referente global. Jim Ratcliffe, empresario y propietario del United, considera inaceptable que una institución de la talla del Manchester United no cuente con un estadio a la altura de otros grandes colosos como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou.
Un proyecto de gran escala para Manchester
El nuevo recinto deportivo se construirá en las inmediaciones de Old Trafford y, durante los cinco años que durarán las obras, el actual estadio seguirá en funcionamiento. Aún no se ha decidido si, tras la inauguración del nuevo complejo, Old Trafford será demolido o reconvertido para otros usos dentro del club.
Ratcliffe ha defendido la iniciativa asegurando que «el norte de Inglaterra merece una infraestructura emblemática capaz de albergar encuentros de la selección nacional y finales de la Liga de Campeones». Para él, este proyecto no solo es clave para el club, sino que también será el eje central de un plan de regeneración urbana sin precedentes en Europa. «Un estadio de esta magnitud puede convertirse en un símbolo internacional, como la Torre Eiffel en París, atrayendo a millones de visitantes cada año», ha argumentado el empresario.
Un impacto económico y social de gran alcance
El plan contempla una inversión de casi 2.400 millones de euros y se estima que estará terminado en un plazo de cinco años. No obstante, el éxito del proyecto dependerá en gran medida del respaldo del Gobierno de Keir Starmer, que ha manifestado su intención de revitalizar el norte del país.
Andy Burnham, alcalde de Manchester, ha subrayado el potencial del estadio para dinamizar la economía local: «Si hacemos esto bien, el impacto podría superar al de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El Manchester United tiene el poder de generar miles de empleos y fomentar la construcción de nuevas viviendas en la región».
Desde el punto de vista arquitectónico, Norman Foster ha imaginado un estadio innovador, con una estructura en forma de carpa que cubrirá las instalaciones y una plaza pública el doble de grande que Trafalgar Square en Londres. Tres enormes mástiles sostendrán la cubierta, con un «tridente» central de 200 metros de altura, visible desde 40 kilómetros a la redonda. Foster ha enfatizado que el estadio será un espacio abierto e integrado en la ciudad, con un diseño sostenible que permitirá captar energía solar y almacenar agua de lluvia.
Desafíos financieros y el futuro de Old Trafford
A pesar del entusiasmo que ha despertado el proyecto, el Manchester United aún no ha detallado cómo financiará la construcción del estadio, en un contexto en el que el club arrastra una deuda cercana a los 1.200 millones de euros. Además, el equipo ha experimentado temporadas irregulares en la Premier League, lo que añade incertidumbre sobre su estabilidad financiera.
El estadio se edificará mediante el ensamblaje de unos 160 módulos prefabricados, que serán transportados a la zona a través del canal de Manchester, un método que busca optimizar los tiempos y costos de construcción.
En cuanto al destino de Old Trafford, el club no ha tomado una decisión definitiva. Mientras algunos sectores abogan por su demolición, otros sugieren su renovación para convertirlo en el centro de formación de las categorías juveniles del United.
Sea como sea, el club se embarca en una de las transformaciones más ambiciosas de su historia, con la meta de consolidarse como una referencia en el fútbol mundial y dotar a Manchester de un símbolo arquitectónico y deportivo sin precedentes.