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14-03-2025 Vol 19

El Escorial se renueva para seguir brillando como la Octava Maravilla del Mundo

A casi cinco siglos de su construcción, la majestuosa obra de Felipe II se encuentra en pleno proceso de restauración, con el objetivo de desvelar nuevos espacios y optimizar la experiencia de los visitantes. La finalización de los trabajos está prevista para mediados de 2026 y permitirá acceder a áreas que hasta ahora habían permanecido cerradas al público, como el emblemático Patio de los Evangelistas, donde además reabrirán los museos de pintura y arquitectura.

Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde hace cuatro décadas, el Monasterio de El Escorial continúa siendo una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de España. Con una inversión de 6,5 millones de euros provenientes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, las obras en curso buscan modernizar las instalaciones sin alterar el recorrido tradicional de la visita, que incluye el palacio, la basílica, la biblioteca y el panteón.

Según Luis Pérez de Prada, responsable del Departamento de Arquitectura y Jardines de Patrimonio Nacional, el propósito de estas reformas es ampliar la comprensión del complejo y diversificar la oferta cultural, además de mejorar los accesos y renovar la iluminación. La construcción del monasterio fue una auténtica hazaña, en la que llegaron a trabajar simultáneamente hasta mil operarios.

Un legado de Felipe II que sigue evolucionando

El historiador Henry Kamen, en su obra El enigma del Escorial. El sueño de un rey, señala que Felipe II concibió el monasterio como un símbolo de paz tras la victoria en la batalla de San Quintín (1557) y como un mausoleo para su padre, Carlos V, y la dinastía de los Austrias.

El actual centro de recepción de visitantes, ubicado en la primera Casa de Oficios, ofrece una introducción a la historia del monasterio a través de maquetas, fotografías y un vídeo explicativo. Pérez de Prada destaca la relevancia de este espacio para comprender la magnitud del proyecto, calificado por Le Corbusier como «un rascacielos tumbado».

La elección del emplazamiento en la sierra madrileña se decidió entre 1558 y 1562. Se optó por este paraje debido a la abundancia de agua, la proximidad de materiales como el granito de Zarzalejo y la pizarra de Bernardos, así como por su cercanía con Madrid, que acababa de convertirse en la capital del reino.

El diseño del monasterio recayó en dos arquitectos de renombre. Juan Bautista de Toledo, discípulo de Miguel Ángel en Roma, fue el encargado de sentar las bases del proyecto. A su muerte, en 1567, Juan de Herrera tomó el relevo, aportando su estilo inconfundible a elementos como la biblioteca y los claustros, además de incorporar detalles icónicos como las pequeñas ventanas (2.600 en total) y las características bolas de granito que adornan el conjunto.

La reapertura del Patio de los Evangelistas y los museos

Uno de los espacios más esperados por el público es el Patio de los Evangelistas, actualmente cerrado. Se trata de un patio claustral de planta en cruz, presidido por un templete octogonal diseñado en 1586 por Herrera, que simboliza la Fuente de la Gracia y el Jardín del Edén. Aunque los visitantes no podrán caminar por el patio, este será visible a través de un sistema acristalado que se ajustará según la temperatura exterior.

En sus galerías volverán a abrirse, tras siete años de clausura, el Museo de Pintura y el Museo de Arquitectura. Este último recuperará el planteamiento ideado en 1963 por el arquitecto Javier Feduchi e incluirá maquetas de diferentes fases de la construcción, herramientas históricas y el gran mural de Joaquín Vaquero Turcios, que será restaurado.

Por su parte, la pinacoteca será reestructurada en nueve salas, donde se exhibirán obras maestras de artistas como Tiziano, El Greco, Velázquez, Tintoretto y Zurbarán. Carmen García-Frías, conservadora de Pintura Antigua de Patrimonio Nacional, explica que casi la mitad del espacio estará dedicado a Felipe II, el monarca que sentó las bases de las colecciones reales españolas.

Entre las joyas de la exposición destaca El Calvario, de Rogier van der Weyden, considerada una de las piezas más valiosas de la pintura universal, adquirida por Felipe II en la década de 1550. Además, varias obras que se encontraban en otros palacios regresarán al monasterio, como Cabeza de San Nicolás de José de Madrazo o La Estigmatización de San Francisco, del taller de El Greco.

Con estas renovaciones, El Escorial se proyecta hacia el futuro sin perder su esencia histórica, consolidándose como un referente cultural y artístico a nivel mundial.