Adquirir un castillo en España puede parecer un lujo reservado a nobles o magnates, pero la realidad es que hay alrededor de 500 fortificaciones disponibles en el mercado, con precios que van desde los 350.000 euros hasta los 15 millones, dependiendo de su estado y ubicación. Según la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC), en España hay hasta 20.000 fortalezas, de las cuales 10.500 están registradas oficialmente.
Algunas de estas edificaciones se venden por precios simbólicos debido a su estado ruinoso, mientras que otras, completamente restauradas, pueden alcanzar cifras millonarias. Por ejemplo, el castillo de Cervera (Barcelona), construido en el siglo XI y completamente habitable, está en el mercado por 1,6 millones de euros, mientras que el castillo de Castilnovo (Segovia), donde residió Juana de Castilla, busca comprador por 15 millones.
Un desafío burocrático y económico
Comprar una fortaleza conlleva mucho más que una inversión económica. Las normativas de patrimonio histórico imponen estrictas restricciones sobre su uso y restauración. La Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español establece que los propietarios deben permitir cuatro días de visitas gratuitas al mes, y aunque estos bienes están exentos del IBI, no pueden destinarse a actividades comerciales sin permiso.
El abogado José María Torres, quien transformó un castillo en Guadalajara en su residencia, destaca que los compradores deben informar a las autoridades sobre la intención de compra, lo que abre un periodo de dos meses en el que la Administración puede ejercer su derecho de adquisición preferente. Además, es obligatorio presentar un proyecto de restauración que debe ser aprobado por las autoridades de patrimonio.
«Esto no es construirse un chalé en una fortaleza», explica Torres. «Es una obra de rehabilitación constante que requiere compromiso y paciencia». Además, los arquitectos especializados en patrimonio cobran tarifas más altas debido a la complejidad del trabajo, lo que encarece aún más la inversión.
Dificultades arquitectónicas y financiación
Restaurar un castillo no es tarea fácil. La mayoría fueron diseñados para defensa, no para ser habitados cómodamente, lo que genera múltiples desafíos:
- Falta de iluminación y ventilación debido a la escasez de ventanas.
- Accesibilidad reducida, con escaleras estrechas y empinadas que no pueden modificarse.
- Dificultad para instalar calefacción y sistemas eléctricos modernos sin alterar la estructura original.
El arquitecto Fernando Olmedilla, especializado en rehabilitación de patrimonio, señala que estos trabajos requieren equipos multidisciplinares que incluyen arqueólogos e historiadores. Sin embargo, destaca que una ventaja de este proceso es que el nuevo propietario contribuye al descubrimiento y preservación de la historia del castillo.
En cuanto a la financiación, Torres recomienda solicitar préstamos para construcción con periodos de carencia, para pagar solo los intereses mientras se realizan las reformas. Además, el mantenimiento de un castillo restaurado puede costar cientos de euros al mes, lo que se suma a la carga económica del comprador.
Oportunidad para la España vaciada
Para algunos propietarios, como Álvaro Taboada de Zúñiga, dueño de la torre de la Candaira en O Saviñao (Lugo), rehabilitar castillos puede ser una estrategia de desarrollo rural. Su mantenimiento mensual le cuesta más de 1.000 euros, pero gracias a un estudio arqueológico ha podido reconstruir la historia de la torre desde 1430 hasta la actualidad.
Taboada defiende la colaboración público-privada para preservar estos monumentos y fomentar el turismo en zonas despobladas. «Un castillo restaurado puede atraer inversión, generar empleo y revitalizar regiones olvidadas«, argumenta. Sin embargo, critica la falta de subvenciones y los obstáculos burocráticos que dificultan la rehabilitación.
El mercado de los castillos: entre el lujo y el olvido
A pesar de los desafíos, los castillos siguen atrayendo compradores, especialmente inversores extranjeros de América Latina y Oriente Medio, así como fondos de inversión y coleccionistas privados. Según Marien Viyella, consultora hotelera de Mundhotel, el problema es que muchos de estos inmuebles están en ubicaciones poco turísticas y requieren enormes inversiones en rehabilitación.
Algunas fortalezas han encontrado un nuevo propósito como hoteles boutique o espacios para eventos, aunque no todas son viables para estos usos. Las más atractivas son aquellas que cuentan con viñedos, aguas termales o paisajes excepcionales que añaden valor a la propiedad.
En definitiva, comprar un castillo en España es un desafío económico, legal y arquitectónico, pero también una oportunidad única para formar parte de la historia y contribuir a la conservación del patrimonio cultural.