Thursday

13-03-2025 Vol 19

Descubriendo ocho pozos de nieve en España: los frigoríficos de antaño

Antes de que existieran los frigoríficos modernos, el hielo se obtenía compactando nieve en pozos de montaña y transportándolo durante el verano a las ciudades. España cuenta con numerosos ejemplos de estos antiguos pozos de nieve, que datan mayoritariamente de los siglos XVI al XIX, una época en la que aumentó la demanda de hielo para enfriar bebidas, elaborar helados, conservar alimentos y como remedio médico. Este auge coincidió con la Pequeña Edad de Hielo. Actualmente, se conservan decenas de ellos incluso en regiones cálidas como Sevilla, Murcia o Canarias.

Estos pozos eran estructuras circulares de piedra, de hasta 15 metros de profundidad, generalmente cubiertas por techos abovedados que protegían la nieve compactada, permitiendo que se conservara como bloques de hielo hasta el verano. Durante los meses más calurosos, el hielo se cortaba y transportaba a lomos de mulas o en carretas hacia monasterios, ciudades o palacios, aunque se perdía entre un 30 % y un 70 % del hielo debido a la fusión. Los montes se llenaban de trabajadores que operaban esta «industria del frío», gestionada en muchos casos por la corona, que también imponía impuestos a los comerciantes de hielo.

A continuación, exploramos ocho de los pozos de nieve más notables de la península:

1. Pozos de Cuelgamuros (Comunidad de Madrid)

En las cercanías del monasterio de San Lorenzo de El Escorial existieron ocho pozos de nieve que almacenaban más de 500 toneladas de hielo al año. Tres de ellos se ubican en el monte Abantos, en el valle de Cuelgamuros, y son accesibles desde el pueblo de Peguerinos. El pozo principal, construido en 1609 bajo el reinado de Felipe III, tiene 14 metros de profundidad y podía almacenar hasta 230 toneladas de nieve compactada. Fue restaurado en 1985 y se conserva en perfecto estado.

2. Los Pozos de la Nieve de Constantina (Sevilla)

En la Sierra Norte sevillana, una fábrica de hielo del siglo XVII abastecía de este valioso recurso a Sevilla. Aún se conservan dos pozos de 8 y 14 metros de profundidad, utilizados para almacenar el hielo que se transportaba a la ciudad durante las noches de verano. Hoy en día, este lugar ha sido adaptado como alojamiento rural, con instalaciones premiadas por su conservación.

3. Pozos de la Sierra Espuña (Murcia)

En Murcia, una de las zonas menos pensadas para la conservación de nieve, los pozos de Sierra Espuña formaron una red de almacenamiento que llegó a acumular hasta 25.000 toneladas de nieve en el siglo XVI. Restaurados recientemente y reconocidos por Europa Nostra, destacan dos pozos con cúpulas cónicas y plataformas de observación que permiten admirar la técnica arquitectónica de la época.

4. Casa de la Nieve de Moncalvillo (La Rioja)

Cerca de Logroño, los habitantes construyeron cinco neveras en 1597 para no depender del caro hielo navarro. Actualmente, una Casa de la Nieve en Sojuela explica la historia de estos pozos, restaurados entre 2004 y 2006. Un sendero bien señalizado permite a los visitantes explorar estas estructuras y participar en recreaciones históricas del proceso de llenado.

5. El Pozo de la Nieve de La Granja (Segovia)

Junto a los jardines de La Granja de San Ildefonso, un pozo construido en 1736 se utilizaba para abastecer de hielo a los servidores del palacio. Su restauración en 2011 lo convirtió en un espacio comunitario para los jóvenes de la localidad, aunque aún conserva su encanto histórico.

6. El Pozo del Convento de San Andrés (Salamanca)

La nieve llegaba a Salamanca desde las sierras cercanas y se almacenaba en un pozo del convento del Carmen Calzado. Aunque el convento fue destruido en varias ocasiones, el pozo sigue siendo un atractivo turístico que puede visitarse junto con otros elementos históricos, como las murallas y galerías subterráneas.

7. La Cava Gran de Agres (Alicante)

En la sierra de Mariola, la Cava Gran de Agres destaca como una de las más impresionantes de la región. Este pozo, de 12 metros de profundidad y 15 de diámetro, cuenta con una espectacular bóveda hexagonal que la convierte en un símbolo del parque natural de la zona.

8. El Pozo del Puerto de Casillas (Ávila)

En la Sierra de Gredos, este pozo restaurado en 1998 ofrece unas vistas privilegiadas al valle de Iruelas. Con 5,6 metros de diámetro y una construcción robusta, servía tanto de cámara aislante como de refugio para los operarios que trabajaban en la recolección de nieve.

Estos pozos, testigos de una época en la que el frío era un lujo, siguen siendo fascinantes reliquias arquitectónicas que combinan historia, ingeniería y naturaleza.