Los Reyes Magos llegaron este domingo al Port Vell de Barcelona, donde desembarcaron puntualmente a las 16:30 a bordo del pailebote Santa Eulàlia, cumpliendo con la tradición. En el Portal de la Pau, el alcalde Jaume Collboni entregó la llave de la ciudad a Sus Majestades, quienes iluminaron Barcelona ante una multitud de 750.000 personas. Melchor, el sabio, destacó la necesidad de acabar con los conflictos en el mundo y reforzar la lucha contra el cambio climático. “La paz es una responsabilidad compartida, especialmente para proteger a la infancia. También debemos cuidar el planeta que habitamos”, declaró.
El alcalde también dedicó unas palabras a los niños hospitalizados y a los valencianos afectados por recientes inundaciones, subrayando que esta edición sería “la cabalgata más inclusiva y sostenible de la historia”. El desfile comenzó con una carroza tirada por caballos, en homenaje al bicentenario de Els Tres Tombs, un evento tradicional en el que se bendicen los animales en honor a Sant Antoni Abad, patrón de los animales domésticos.
Familias, luces y toneladas de caramelos
A lo largo de la ruta, especialmente cerca de la ronda de Sant Pau, los niños y niñas se esforzaron por encontrar los mejores lugares para disfrutar del espectáculo. Familias enteras llevaron escaleras, taburetes y sillas para acomodarse, repitiendo una imagen típica de esta festividad. Mientras tanto, el mercado de Sant Antoni brilló con decoraciones navideñas, aportando un ambiente mágico a la jornada.
Uno de los momentos más esperados fue el lanzamiento de caramelos. Este año, la cabalgata distribuyó seis toneladas de dulces, que los niños atraparon al vuelo con entusiasmo.
Un desfile lleno de arte, danza y sorpresas
La comparsa principal, bautizada como «Els reis de l’Orient miren i escolten a tota la gent», incluyó la participación de Lorena Nogal, Premio Nacional de Danza 2024, y celebró el 40.º aniversario de la compañía Roseland Musical. Además, 12 compañías profesionales y más de 20 entidades y escuelas colaboraron, integrando a personas invidentes y con diversidad funcional.
Entre las carrozas más destacadas se encontraron las dedicadas al centenario del metro de Barcelona. Una recreaba un vagón de la línea ficticia Reis Express, mientras que otra representaba el icónico autobús de dos pisos que unía la avenida de la Catedral con la plaza de Ibiza en el barrio de Horta. También llamó la atención la carroza del carbón, que incluyó una impactante representación de una mina, con bailarines al ritmo de tambores, fuegos artificiales y la música de Guillem Albà.
El vestuario de los Reyes Magos fue otro punto de admiración, inspirado en las obras del pintor austríaco Gustav Klimt, destacando por sus detalles dorados y artísticos.
Rostros familiares y final mágico en Montjuïc
Curiosamente, los Reyes de Oriente parecieron guardar cierto parecido con figuras locales: Melchor evocaba al concejal de Cultura Xavier Marcé; Gaspar, al escritor Carlos Zanón; y Baltasar, al actor y modelo Anthony de León, vinculado a la entidad Los Ríos de Cataluña.
El recorrido concluyó sin incidentes en la Font Màgica de Montjuïc, donde Sus Majestades pidieron a los niños que regresaran a casa temprano para dormir, dejando zapatillas en la entrada y algo de comida para los camellos. Una vez más, la magia de los Reyes Magos llenó de ilusión las calles de Barcelona.